jueves, 12 de mayo de 2016


Miércoles:


PALABRAS A MARIA

Que no dude de Dios,
aunque me parezca imposible
Que, siendo libre,
no me olvide de Dios
Que siendo esclavo
me sienta libre en Dios
Que me alegre por el hecho
de haber sido tocado por Dios
Que nunca deje de llamarte: bienaventurada¡
Que disfrute con tantas cosas
que Dios hace por mí y en mí
Que disperse de mí, como lo hizo totalmente de ti,
la soberbia y el orgullo
Que me haga gustar la grandeza de la pobreza
y la miseria de la riqueza
Que me colme de lo bueno para vivir
y me aparte del maligno que me hacer morir
Y si en algún instante, María
rompo con la palabra que ofrecí a Dios:
te pido me recuerdes que la proeza
no está en el la cantidad
sino en la calidad de lo que se da.
Que al igual que Tú, María,
sepa darme y no contentarme con dar.
Amén.

Ave María 

         Jueves:

Eres, María;
delicadeza en la dureza
delicadeza cuando asoman las pruebas
delicadeza cuando llama Dios
delicadeza cuando te llaman los hombres.
Eres, María;
delicadeza en el trato con Dios
delicadeza con las necesidades de los hombres.
Eres, María;
delicadeza para embellecer nuestra fe
delicadeza para profundizar en nuestra oración
delicadeza que nos ayuda en la Eucaristía
delicadeza para escuchar la Palabra de Dios.
Eres, María;
flor delicada y cortada para Dios
flor con  aroma de servicio
flor sin miedo a la espina de dolor
flor que, cuanto más se aprieta, más fragancia ofrece.
Eres, María;
delicadeza que se compromete
delicadeza que sabe darse
delicadeza que sabe respetar
delicadeza que sabe amar.
Eres, María;
un jardín donde crece la flor del gusto
tal vez, por eso mismo,
no quiso pasar de largo.
Amén.
Ave María 
        
       Viernes:


         Nunca, María,  una mujer como Tú
sin decir nada, dijo tanto.
Vale más, tu actitud de escucha,
que mil palabras.
Hablan más tus obras
que un libro de multitud de páginas.
Nunca, María, nadie como Tú
dijo tanto en tan poco espacio de tiempo.
Con un ¡Si!, comenzó Dios a hacerse grande en tu seno
Con un ¡Sí!, germinó Jesús en tus entrañas
Con un ¡Sí!, Belén preparó humilde morada al Niño
Sí, María;
tus hechos fueron más elocuentes que tus dichos.
Tu sencillez más certera que tus palabras
Tu silencio el secreto más profundo
de tus galanteos con el Espíritu.
Si, María;
enséñanos el difícil arte
de decir poco y hacer mucho.
Sí, María;
enséñanos a ahorrar palabras
y regalarnos en gestos.
Si, María;
enséñanos a construir la escuela del silencio
el aula de la paz y de la mansedumbre
el desierto de la calma y el misterio
el oasis donde Dios, de forma determinante,
habla para quien lo busca.
Amén.

Ave María 

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